Horror al solar
Existen en todas las ciudades, tanto grandes como crecientes, espacios no urbanizados que han sido condenados al abandono por las autoridades gubernamentales. Al igual que esos pequeños islotes que en el mar quedan rodeados por las aguas inmensas, los solares suponen reductos contra los que rompen las olas de la civilización. La ciudad es un cuerpo vivo en expansión pero nunca omnipotentemente controlado. En su colonización imperfecta del territorio no humano a veces deja resquicios; piénsese en el juego infantil de volcar un vaso sobre el mantel y contemplar cómo…